Según nuestro estado de ánimo, dejamos una carga positiva o negativa en los ambientes que habitamos. Cómo lograr espacios libres de energía tóxica.
Así como cuando estamos contentas y entusiastas irradiamos felicidad, cuando atravesamos procesos de duelo, crisis, o conflictos también destilamos esa angustia, enojo, frustración o confusión. Mientras que la actitud positiva mejora y potencia los espacios en que vivimos, la negatividad (la famosa “mala vibra”) los va “ensuciando”. Incluso los visitantes, quienes los habitaron antes, los construyeron o los repararon también dejan su huella energética.
Los pensamientos negativos y las emociones desagradables se “alojan” sobre todo en los rincones, especialmente si acumulamos cajas, papeles, cosas viejas o rotas. También en las vigas y columnas y en los objetos o lugares que usamos mucho, como el lugar de la mesa en el que siempre nos sentamos, nuestro lado de la cama o el sillón favorito del living.
La negatividad hace que durmamos mal, que nos duela con mayor frecuencia la cabeza, además puede que nos sintamos inquietas y cansadas, estemos de mal humor o que las cosas no salgan como quisiéramos. El resultado es un círculo vicioso en el que cada vez nos encontramos más estancadas en lo laboral o en lo personal y no entendemos por qué. Entonces, hay que mirar qué pasa en los espacios.
El reikista, empezara a limpiar: primero, dibuja con sus manos símbolos de reiki sobre los ángulos, vigas y columnas y los va bajando, como si estuviera barriendo, mientras repite el respectivo mantra para limpiar esa negatividad. Luego, con otro símbolo y su mantra va a hacer el proceso inverso para cargar de energía positiva y potenciar los techos, pisos, ventanas y puertas.
Es importante aclarar que también es deberíamos limpiar energéticamente con Reiki oficinas de trabajo, Negocios. Ya que estas también se cargan con mucha energía densa.
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